Para decirlo sencillamente, Daniela Edburg hace fotografías kitsch y bellas de mujeres asesinadas o que van a ser asesinadas por mercancías de consumo. Ella afirma que la obra de ninguna manera es crítica. La lectura marxista más rudimentaria le diría que esas señoritas bonitas están encarceladas por su propia obsesión por estos productos capitalistas, predominantemente post-TLC, tales como Miss Clairol, Panditas, Tupperware, Nutella y Canderel. Si estas chicas no están muertas de verdad, están virtualmente muertas por su dependencia total en dichos artículos.
Sin embargo, algo raro traiciona tal lectura bidimensional de las fotos. Ellas están demasiado felices y entusiastas para que el discurso sea meramente crítico. Edburg definitivamente no está haciendo una crítica abiertamente feminista/marxista a la Barbara Kreuger, ni una crítica-burla de las clases altas. Hay algo excesivamente simpático y cariñoso hacia sus objetos/amigas, como si estuvieran diciendo, "Sí, somos materialistas y americanizadas… ¿y que? Nos gusta."
Del texto "Drop Dead Gorgeous" por Ichiro Irie, Revista RIM LA
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